viernes, 28 de agosto de 2009

No hay que perder los ojos de la infancia


Esta semana llega a su fin y aqui me encuentro, frente a la computadora y pensando como emepzar el "tema" de hoy. En parte, me inspira saber que este post servirá a reducir el stress que, a algunos, les atormenta. Además, le prometí a alguien que publicaría algo relacionado, ya que anda muy estresada por estos dias. Esta entrada espero te sirva mucho, van con mucho cariño para ti, y para uds. también.

Viviendo con alegría, espontaneidad y sencillez.

¡Qué horrible se siente despertarse diariamente y darnos cuenta de que sólo estamos viviendo nuevamente otro mismo día! Sin darnos cuenta, caemos en la rutina y cuando nos damos cuenta ya nos acostumbramos a ella; sabemos que hoy será lo mismo que ayer, al igual que el día anterior, así como la semana pasada. Como robots nos levantamos, trabajamos/estudiamos y compartimos nuestra vida con la gente que se encuentra a nuestro alrededor. Ese no parece ser el problema principal, más bien es el perder la capacidad de sorprendernos, de encontrar el brillo del sol, de diferenciar un instante del siguiente, de reconocer y aprovechar las pequeñas oportunidades que se nos presentan y de condimentar nuestras vidas con distintos sabores.

¡Quién pudiera mirar la vida a través de los ojos de un niño, Alfredo. Es un alegre y travieso niño de unos 8 años aproximadamente, que pone una sonrisa en el rostro de todos los que lo rodean! Es un chico divertido y ocurrente. Mira al mundo con ojos espontáneos y frescos (no ese tipo de frescura, ya me entienden), con la inocente habilidad de ver la vida en forma simple y práctica, sin complicaciones ni problemas. No tiene reparo de decir lo que piensa libremente, de dejar volar su imaginación, de cuestionar lo que no entiende (es como un filosofo, siempre se pregunta el porqué de las cosas) y de llamar las cosas por su nombre. Es que es UN NIÑO.

Cuenta un amigo mío, padre de Alfredito, hace unos días atrás se le ocurrió jugar, pues digamos que básquet. Como buen tío (aparentemente) refuté que no veía nada de malo en ello, una sonrisa un poco cachosa soltó Carlos y respondió “nada de malo? Ah sí, pequeño detalle, estaba dentro de su habitación”. Yo solo mire al vacio y no respondí nada más. En efecto, la gran sorpresa vino cuando su mamá lo regañó y él, muy tranquilo y con su sonrisa, simplemente le contestó: "Mami, discúlpame pero yo no pienso como tú. Me pareció una mejor idea jugar adentro de mi cuarto para no molestar a nadie." Como era de esperarse, en ese momento Silvia le abrazó muy fuerte y lo dejó que siga con lo suyo, pero recalcándole que tenga cuidado. Le contó esto a Carlos, quien también quedo muy sorprendido; al igual que yo al enterarme de lo acontecido.

Este niño es una cajita de sorpresas. Hace unos meses atrás, la profesora lo sacó del salón porque no estaba trabajando y Alfredo, muy entusiasta, comenzó a saludar a todos sus amigos mientras salía (parecía el gran revolucionario capturado y saludaba a sus camaradas mientras era escoltado a la prisión) y, luego, hacia lo mismo por la pequeña ventana de la puerta. Esta actitud causó tanto alboroto en el salón que la maestra no tuvo más remedio que volver a meterlo nuevamente y él le explicó, con mucho respeto obviamente, que saludaba a todos sus amigos para que no lo extrañaran y se portaran bien. Sabia decisión.

A la hora de las tareas, es increíble verlo. Cuando no comprende algo de lo que se requiere en las tareas del colegio, pone su manita en la frente y se dice a sí mismo en voz alta: "Piensa Alfredo, piensa. Tú puedes". Es impresionante.

No se sabe porque pero a Alfredo le gusta el nombre “Javier López”. En otra ocasión, me contaba Silvia, Alfredito, en clase de educación física, decidió decirle al entrenador de fútbol que ese era su nombre (Javier López). Al ver que, supuestamente Javier, tenía talento, el entrenador se acercó a la madre a preguntarle si estaría interesada en inscribirlo para que formase parte de la selección. Ella, bastante sorprendida, respondió con cierta molestia e indignación que ya había pagado por toda la temporada. Tomó la lista y le mostró al entrenador que allí estaba Alfredo. El entrenador se sentía algo confundido y le contó a la mamá que el niño se apodó Javier López. Ambos le miraron quien, con una amplia sonrisa y sus ojos negros y profundos, les dijo "¡Ay, fue una bromita! Para amenizar el momento."

Es bastante gracioso como este niño puede tener tantas ocurrencias. Como dije antes, es toda una cajita de sorpresas. Y eso que tiene 8 años. Bueno, esto nos enseña que tenemos que vivir con curiosidad, alegría y mucha frescura; aunque esto no es una tarea fácil. Sin embargo, es preferible a tener que vivir en un mundo gris y opaco; la rutina finalmente nos puede terminar matando de aburrimiento y apatía (lo acabo de comprobar la semana pasada, incluso me tire al piso cual niño que quiere conseguir lo que quiere con una pataleta). ¡Hay tanto por lo que todavía nos podemos sorprender y divertir! Hay que recobrar la capacidad de asombro y las ganas de vivir. Vale la pena seguir viviendo como un niño; cuando somos presos de la rutina por más de que sigamos caminando, no avanzamos, sólo retrocedemos.

Hoy serviremos:
Viviendo con ojos de niño

Ingredientes:
- 1 taza de sorpresa
- 3 gotas de ingenuidad
- 1 taza de momentos inolvidables
- 1 lata de curiosidad
- 2 cucharadas de alegría
- 1 manojo de tiempo presente
- Sazone al gusto con ganas de vivir.

Condimentos:

- Sencillez, espontaneidad y buena disposición

Modo de preparación:

1.- Disfrutar la vida, ser espontáneo y sensible (ello no implica ser infantil, irresponsable o inmaduro). Tener una buena actitud, estar listos para aprender sin limitarse, explorar y preguntar, enriquece las experiencias y complementa las oportunidades. Creo que aquí deberíamos hacer caso a esa frase tan mentada: “uno nunca deja de aprender cosas nuevas” (o bueno, algo así dice)

2.- Sonreír y recibir al nuevo día como una nueva aventura, llena la vida de sabor. Hay que hacer un esfuerzo por sobreponerse a la rutina. Se debe evitar rendirse o sentirse prisioneros. Agregar ganas para vivir, un poco de curiosidad, asombro y una actitud positiva, mejora la calidad de la receta.

3.- Recordar y valorar el regalo de la infancia, quita el aburrimiento y la depresión. Los niños generalmente, encuentran que hacer, tienen una gran capacidad de asombro, se llenan de ilusiones, pueden crear un cuento fantástico a partir de tan solo un cuarto oscuro y olvidado, viven la inmensidad del mundo y se adueñan de los momentos como algo que les pertenece para siempre.

"Los niños llenan su alma con curiosidad y alegría; viven el momento sin pensar en lo que vendrá después y tienen grandes sueños. ¿Por qué nos olvidamos del regalo de la infancia?"

lunes, 24 de agosto de 2009

BIENVENIDOS...DiSfRuTeN la RiK vida


Como muchos otros dirían, mil disculpas. Pues sí, disculpas por abrir el blog con una entrada tan repentina sin aviso ni presentación. Es que el comienzo este blog, me tenía algo emocionado por alguna razón. Tal vez, porque soy de escribir, pero guardármelo para mi, muy pocas veces los demás se enteran de lo que escribo ya sea poesía o lo que se me ocurra. No sé cuál será el destino de este blog, mucho menos su recorrido pero mi deseo es llegar a muchos de ustedes y poder, en cierta manera, expresar tantas cosas que muchas veces son reprimidas. Pretendo ayudarles a mejorar sus vidas con estas ‘recetas’, recetas suculentas y secretos más íntimos (como en todo plato) para que puedan ponerle un saborcito a su existencia. Es obvio que no serviremos platos llenos de comida sino llenos de sentimientos y cuestiones del alma. Con el sabor y aroma del romero y el azafrán de estas historias diversas que pueda contar, intentare inspirar y llenarles el alma, en este mundo que ahora se ha vuelto tan complicado y con cambios rápidos y constantes. Pero aquí estamos para poder nutrir nuestra vida día a día con exquisiteces.


Todo esto nace por mi propio gusto por la cocina y siempre me ha gustado hacer metáforas acerca de cosas que conozco para explicar algunas situaciones medio complicadas. Ahí es donde se me ocurre que la vida es una gran cocina donde todos comemos, como si fuese un gran buffet, en el cual todos podemos opinar y ayudar a otros para obtener un mejor sabor. No hay necesidad de hacer drásticos cambios o grandes, solo es cuestión de cambiar algún ingrediente que nos amarga la cocina o agregar alguno otro para mejorar la calidad de nuestra cocina.


En este espacio vas a encontrar una variedad de suculentos platos que tratan de llenar y resolver los problemas del alma, de la vida diaria. Con productos frescos, originales y al alcance de todos puedes cambiar el sabor de tu vida, y dejar que ese chef que todos tenemos aflore, con sus recursos y recetas, con ese aroma especial que cada uno tiene, con esa sazón que cada quien le puede dar a su vida. Espero les sirva a todos este blog, me encantaría poder mostrarles, de forma trascendente, mis propios y ajenos escritos, porque la comida al igual que la vida, cuando son compartidas siempre saben mejor. Sin más que decir, disfruten de este blog que es de ustedes y para ustedes, mucho más que mío.

viernes, 21 de agosto de 2009

ReCeTa BaSiCa PaRa La ViDa


Me atrevo a publicar esta entrada tan sencilla... para empezar digna y sutilmente.Detrás, pero muy detrás vendrán expresiones más complejas que mostrarán problemas aun más complicados, pero ahi esta el reto. Disfrutenlo.


Siempre andamos buscando recetas para la vida y cuando creemos haber encontrado la indicada, algo falla y volvemos a sumergirnos en esa búsqueda incontrolable de la receta perfecta. Y así alimentamos ese círculo vicioso...

Ojala hubiera un libro de recetas para la vida. Recetas que nos dijeran que hacer exactamente y cómo comportarnos. Pero…de qué otra forma podemos aprender? En qué nos basamos para llevar una vida de recetario sino en nuestras vivencias. Puede ser, pero… como mencione instantes atrás… en realidad cada quien sabe qué hacer, mucho mejor que cualquiera. Las mejores recetas son las que uno mismo ha creado en el día a día. Y nuestra vida debería ser como la carta de uno de esos restaurantes de los que puedes decir “este…ES”, debería cambiar a cada día según lo que diga el chef, cómo se sienta. Y adivinen que… cada quien es chef de su vida… asi que a vivr mas para crear recetas cada vez mejores y algo sofisticadas y a cambiar según se nos antoje porque somos nosotros dueños de nuestras vidas.

Aquí una receta hecha por mi…. parece ser la base para el inicio de la vida(no nacimiento xsiakso… para los desubicados) de cada uno:

INGREDIENTES:
- Una pizca de locura.
- Un puñado de ingenuidad infantil.
- Un cuartillo de jugo de freakie.
- Una pizca de sal de la vida.
- Una pizca de sinvergüenza. (Opcional, pero se recomienda =D)
- Vicios comunes.

PREPARACION:
- Mezclar todo y dejar reposar.
- Aderécese a gusto con los vicios comunes
- Amasar y colocar en el molde.
**LiStO pArA dIsFrUtAr**

Ahora una explicación lógica de los ingredientes que parecen ser sacados de una alacena al azar XD

El que no tiene locura en su vida, no podrá disfrutar de todas aquellas cosas que están prohibidas, su vida será un eterno tedio. No podrá enamorarse. No puede compartir sin miedo. No aprenderá porque no está dispuesto a correr el riesgo de equivocarse. Se ahogará en sus propias decisiones, hasta que, encerrado en la jaula que él mismo haya creado aullará, ya anciano, a la luna, maldiciéndose por lo que nunca hizo, y entonces, la locura lo desgarrará.

Aquel que no es infantil e ingenuo, no será capaz de maravillarse con las cosas nuevas, ni sabrá disfrutar de las cosas simples de la vida. Para él todo tendrá un precio en esfuerzo. Y sin esfuerzo creerá que no merece nada. La suya será un ansia infinita de poseerlo todo, que jamás será saciada.

Quien no tenga algo de freakie y reniegue de sus diferencias, siempre será un borrego arrastrado por la masa. Sin algo que lo diferencie de los demás está destinado a ser invisible hasta que desaparezca, sin pena ni gloria. Una criatura gris y descerebrada, un robot oxidado.

El que no tenga sal de la vida sólo verá una carrera hacia la muerte al final del camino. Sin inquietudes, ni rumbo, ni ambición, ni deseo. Un cúmulo de rutinas y obstáculos para llegar a ningún sitio. Se hará viejo y amargado prematuramente, destinado a la soledad.

El que no reconozca sus vicios, y los disfrute, pero sin ser egoísta, se estará negando aquello que le da mayor placer. Y se lo estará negando a los demás. Y sin placer que recordar, no merece la pena haber vivido.

Así que mis queridos todos, cometan locuras, cometan errores… Todo ello os hará sabios. Eviten luchar por algo que no merezca la pena, disfruten de las pequeñas cosas sin preocuparse por el precio, sean SIEMPRE ustedes mismos, los mismos zarrapastrosos d toda la vida, no se dejen llevar por la desidia, y disfruten en común de sus vicios, los reconocibles y los que se desconocen, incluso hasta los sinvergüenzas. Porque sin todo esto, no merece la pena haber vivido.